Capitán de infantería. Rgto. Fernando VII, nº 3. Campaña de Joló, Filipinas 1851.

La escultura; no fue un amor a primera vista

El pasado Clinic modelista de Almería, me apunté con el grupo de Antonio Meseguer que versaba sobre la escultura de figuras. Antonio nos trajo unos ejemplos que había modelado para ilustrar algunas de las técnicas que veríamos durante el mismo, todas ellas tenían un gran nivel de detalle y naturalidad en la pose como es habitual en sus trabajos.

Una de esas piezas era un oficial español en Filipinas hacia 1850 en 75mm. Al principio, no me gustó demasiado, pues para mí lo más importante de una figura aparte de la naturalidad de su movimiento, es la prenda de cabeza y esta era un gorro chino que no me pareció muy atrayente, además de que la figura tenía una pose estática de brazos cruzados.

Los miembros del grupo  Íbamos pasando las figuras para revisar detalles y, al tener la figura en mis manos, cambié de opinión al momento pues me di cuenta de la fuerza que transmitía.

Un gesto en la cara pleno de carácter, con el sombrero ladeado que lo enmarca de forma potente, una pose que, aunque inicialmente puede parecer simple, está llena de movimiento y muestra  gran naturalidad, caída de brazos y la disposición de las piernas y caderas en absoluto equilibrio, la diferenciación de los tipos de tejido que, mientras la guerrera es ceñida y con una tela fuerte que limita el movimiento y marca las arrugas profundamente, mantiene un pantalón de sarga que hace que las arrugas sean más ligeras y redondeadas y permite libertad de movimientos. En definitiva, se notaba que esta figura no era un encargo, sino que era producto de un gusto personal y eso siempre tiene un toque especial, por muy profesional que uno sea.

Figura modelada por Antonio Meseguer

En definitiva, que tras una charla y promesa de tratarla con cariño en la que me transmitió cómo la visualizaba, pasó a formar parte de mi colección.          

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Algo de historia

Durante el siglo XIX los medios que el ejército y la armada española tenían en Filipinas eran muy deficitarios, por ello España nunca logró un control completo de las Filipinas pues siempre faltó dinero y estabilidad política. Ello permitía que los piratas ‘moros’ mantuvieran una permanente presión sobre distintos puntos de las islas, manteniendo un negocio de contrabando y captación/venta de esclavos.

Aunque los ‘moros’ tenían como cabeza un sultán que vivía en Joló, esto solo era nominativo pues realmente era una sociedad feudal en la que los cada uno de los señores, ’dattos’ mantenía una autonomía de decisión y en la práctica que mantuviesen los acuerdos que España pactaba con el sultán iba en función de sus propios intereses.

En este contexto y con la gran cantidad de islas (alrededor de 7.000) y costas a defender, el ejército español de 1847 constaba de:

  • 5 regimientos de infantería peninsular
  • Artillería principalmente obsoleta con piezas de bronce de plaza o costa y una batería de 6 obuses de montaña como artillería de campaña  en toda filipinas.
  • 1 regimiento de caballería con 260 hombres
  • 80 soldados de ingenieros, con una insuficiente cantidad de obreros
  • Una sanidad muy deficiente para el clima ecuatorial, que causaba más bajas que la propia lucha.
  • Milicia local que finalmente se convirtieron en 4 regimientos con oficialidad y sargentos peninsulares. (Estas unidades, carecían de la visión de la disciplina europea, pero estaban mucho más adaptados al terreno y el clima, demostrando igual o mayor efectividad que las europeas).
Ilustrador: Antonio L. Martín Gómez.

En cuanto a la Armada, poseía 3 vapores de rueda, (Reina de Castilla, Elcano y Magallanes ) y posteriormente se incorporó el Isabel II más moderno que los anteriores.

En 1851, los ‘moros’ incrementaron la piratería y el sultán estrechó lazos con los ingleses a los que en una carta juraba lealtad, esto unido al saqueo entre Julio y Agosto de la isla de Samar, el asalto a Camiguin donde desvalijaron, violaron y mataron a mansalva llevándose 75 personas para venderlos como esclavos, hizo reaccionar al gobernador y capitán general, Antonio Ubistondo.  Cuando los españoles pidieron reparaciones al sultán tuvieron que escuchar un sinfín de excusas, especialmente que no contaba con recursos para hacer cumplir los tratados.  

Retrato de Antonio de Urbiztondo, Gobernador español en Filipinas

Finalmente el gobernador autorizó una misión de castigo sobre Tonquil y embarcó a las tropas. La travesía, el mal tiempo y las corrientes la impidieron y se tomó la decisión de recalar en Joló, lugar de residencia del sultán. Tras muchas conversaciones y 27 días de dar largas a la delegación española, esta vuelve a embarcar y el general Ubistondo el 26 de Febrero de 1851, tras múltiples desventuras sufridas por las embarcaciones, da orden de desembarcar a las tropas. Para esa fecha el factor sorpresa ha desaparecido, la población ha huido al interior y entre 8.000 y 10.000  piratas joloenses esperan a nuestras tropas que suman del orden de 4.200 efectivos.

El 27, se comenzó el desembarco previamente escaramuceando la playa que estaba plagada de Joloanos. Se dividió la fuerza en 3 columnas atacando por las alas los fortines que defendían las playas, fuertemente armados y provistos de cañones. Pronto recibieron metralla desde los fortines y a punto estuvieron de dar al traste con el ataque, pero el apoyo artillero de la armada, el relevo del mando del coronel Soto que lideraba una de las columnas y había trasladado al general la imposibilidad de tomar la posición asignada, lograron acallar los cañones de la ‘cotta’, fortin reforzado, ‘Ashibi’.

Monleón y Torres, Rafael

En ese momento el General Ubistondo mandó un ataque general y los ‘moros ‘ huyeron al interior en desbandada. Así se pudo tomar el palacio del Sultán y tras las muestras de respeto y amistad de la mayoría de los ‘dattos’, en Abril de ese año se firmó un nuevo tratado que restablecía el statu quo.

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La figura

Representa un Capitán del tercer Regimiento de infantería ‘Fernando VII’ de servicio, como muestra la gola que porta, tras finalizar el ataque a los fuertes de la playa y la toma del palacio del sultán. Este regimiento se distinguió en la toma del fuerte ‘Maribajal’ donde se produjeron los combates más fuertes, donde la bandera del Regimiento sirvió de referencia para la concentración de tropas que permitió el asalto y posterior toma del fortín, que será clave en el desenlace.

No se vosotros, pero aunque tengo cientos de botes de pintura, yo tiendo a utilizar los que tengo en la mesa creando múltiples mezclas, vago que es uno, pero trataré de dar las referencias aproximadas.

La figura viste levita azul oscuro que se ha recreado con el set de azules de Andrea, con vueltas y cuello  blanco, para el que se ha partido de una mezcla de blanco y arena de model color de Vallejo. En las vueltas de la levita aparecen un león y un castillo símbolos de la corona, en hilo de plata realizado con gris cielo y aclarado con blanco ambos de model color de Vallejo y lavado de negro de Vallejo para perfilar.  Las hombreras se han realizado con una mezcla de amarillo y arena con mezcla de blanco para las luces y un lavado marrón todo de vallejo.

La gola de servicio es oro metalizado con lavado marrón y ligeros toque del oro con blanco, también todo de Vallejo.

El sombrero que era de fibra natural cubierto de hule negro finalizando con el número del regimiento, se ha pintado con negro carbonizado de la gama Game de Vallejo con luces de gris negro de AK 3G y un toque de gris cielo para las subidas finales. Se le ha puesto un poco de barniz satinado buscando el efecto hule. El número del regimiento se pintó como la gola.

El pantalón de tela de sarga ligera que hemos recreado con un color arena oscura de base, se ha ido aclarando con arena clara y un toque de blanco, las sombras con la base más sombra tostada, todas de model color.

Zapatos y espada modelo 1.822 igual que el sombrero poniendo un poco de sombra tostada en la base.

Pistola, madera de Panzer aces con blanco para las luces y lavados de marrón y negro.

Pieles, base arena marrón, sombras, rojo negro y carne base para las luces, dark sea blue para la barba mezclado con la base.

Para terminar, quiero agradecer tanto a Antonio Messeguer por la escultura como a Paco Ruiz por las fotos, pero especialmente a ambos por haberme animado a investigar en esta etapa de nuestra historia, desconocida para mí hasta ahora y que es tan interesante.  

Si queréis saber más, las referencias para este articulo son:

  • Antonio L. Martín Gómez; Editorial Almena, serie guerreros y batallas, Filipinas 1847-1851, Las campañas de Caraballo, Balanguingui y Joló.
  • Wikipedia: Campaña de Balanguingui

José Villalba Guerrero (Kuki)