Teniente de Infantería español. Maniobras 1895 (I)

Siempre he sentido atracción por la historia y especialmente por la de mi país. En concreto el siglo  XIX español es un siglo fascinante en todos los aspectos y cuanto más se adentra uno en leer sobre ese siglo más se entiende todo lo que ocurrió en nuestro país en el siglo siguiente.

También en el aspecto militar este siglo es de grandes cambios, desastres y vaivenes, con un país desposeído de sus colonias, con tres guerras carlistas (guerras civiles, al fin y al cabo) y relegado a un segundo orden a nivel internacional. Aún así y todo siempre se intentó buscar un sitio entre los grandes con grandes empresas coloniales (Santo Domingo, México, Cochinchina, Africa del Norte, Guinea), aunque con una siempre apretada y difícil situación económica era una empresa harto complicada, que al final siempre dependía del valor y arrojo personal de los militares inmersos en estos conflictos.

La parte más visual de todo este aspecto militar siempre son los uniformes. Uniformes los de esta época que siempre me han maravillado. Quizás esta fascinación venga de niño, cuando veía fotos de mis antepasados vistiendo siempre con orgullo esos uniformes.

Por ello, cuando otras ocupaciones no me lo impiden me gusta adentrarme en las personas y uniformes de esta época.

Hace un tiempo ojeando el tomo VII de la magnífica colección que el Ministerio de Defensa dedicó al Ejercito de los Borbones, vi el retrato de medio cuerpo de un joven oficial de infantería con uniforme de verano. Inmediatamente captó mi atención entre otras cosas por la precisión del pintor a la hora de captar los detalles del uniforme y por la guerrera que vestía nuestro protagonista.

Esta guerrera establecida en 1888 fue la primera que llevó este nombre, dado que hasta entonces eran largas levitas las que usaba el ejército, a semejanza de la moda civil en ese momento.

Esta guerrera se caracterizaba por llevar siete filas de cordones en el pecho, por cada uno de los botones de esta guerrera. Se estableció que para gala estos cordones fuesen de hilo dorado y para diario de pelo de cabra negro.  Antes de llegar al año, se suprimió la cordonadura dorada por su excesivo precio y desgaste, quedando esta guerrera sólo con los cordones negros de diario.  Y así continuó hasta el famoso reglamento de uniformidad de 1908 que terminó por suprimirlos.

Esta figura, modelada en 54 mm, libremente inspirada en este retrato, representa a un teniente de infantería de maniobras en verano. La única diferencia entre el uniforme de verano e invierno era en ese momento la incorporación en el ros de una funda con cogotera de algodón blanco para protegerse del sol. El famoso rayadillo todavía no se empleaba en la península.

Como siempre, en mi obra de tema español, quiero que esta figura sirva de homenaje y recuerdo a todos aquellos que aún a pesar de las dificultades supieron servir con orgullo, valor y disciplina a España.

Antonio Meseguer