Oficial Húsares de Pavía, 1920

Desde siempre he sentido una especial atracción por la adaptación que los uniformes europeos han sufrido en conflictos de otros países por cuestiones climáticas o de costumbres locales.

Esos cambios son fascinantes sobre todo en los uniformes del siglo XIX y primeros del siglo XX.

En aquella época en toda Europa se utilizaban unos coloridos uniformes, herencia romántica de una época fascinante. Los países que se vieron involucrados en los procesos de colonización en África, Asia y Oceanía, tuvieron con el tiempo que ir transformando  estos uniformes a las inclemencias del lugar o simplemente echar imaginación a la imposibilidad de reponer los uniformes originales.

Así, a mediados del siglo XIX, podemos ver como el Ejército Británico tuvo, muy a su pesar, que hacer uso de una tela que mitigara el ensuciamiento y desgaste de sus brillantes uniformes escarlatas en la India. Surgiendo así el color Kaki (en el idioma local: polvo, tierra).

En España y centrándonos en sus posesiones en el norte de Marruecos, este proceso fue similar y ya en la guerra de 1859-1860, se estableció  el uso de un poncho de color pardo específicamente usado para esta campaña. Pero no fue hasta el año 1912 cuando apareció un uniforme para uso en clima cálido y que aguantara la suciedad y efectos del combate. Surgió el color “grano de pólvora” que era su denominación oficial. Este color variaba hacia un tono marrón claro, parecido al garbanzo. Su uso se generalizó y sustituyo al rayadillo peninsular, que fue creado únicamente para vestir en verano y no se ajustaba a la necesidades del lugar.

A partir de 1916 el color se fue haciendo cada vez más verdoso, pero sin perder su tonalidad tierra. Hasta que con el uniforme general único de 1926 se introdujo el color verde de forma predominante.

Este elegante oficial de Húsares de Pavía, por tanto, captó mi atención hace ya dos años cuando lo vi por primera vez y me decidí a hacer mi primera figura a caballo. En este cuadro el artista Ferrer Dalmau ha plasmado de forma genial el uso de los uniformes peninsulares (el dolman rojo, de húsares) con la combinación del pantalón de montar kaki verdoso. No había ninguna regulación oficial al respecto, por lo que hasta el año 1926 se pudieron ver estas combinaciones de colores en todas las armas del Ejército.

La figura está modelada en masilla Epofer y su escala es de 54 mm. El caballo, profundamente transformado tiene una base de otro caballo en metal.

Agradecer a David Lobo Reigada su disposición desde el primer momento para pintar esta figura. De hecho, conocedor de su mayor experiencia en el modelado, le di carta blanca para que sobre todo en el caballo, hiciera los cambios necesarios. Retocando por tanto la parte frontal del mismo, reafirmando músculos y cambiando la cola y las crines.

El resultado es muy superior en vistosidad y lucimiento a mi primer original.

Creo que el resultado final es muy completo, consiguiendo captar la esencia que Ferrer Dalmau plasmó magistralmente.

Antonio Meseguer