Maiwand (I)

Un regimiento, un perro y la última bandera

El 27 de Julio de 1880 el ejército británico sufrió una de sus mayores derrotas a manos de un ejército nativo. Una fuerza de 2.565 efectivos fueron aniquilados por un ejército afgano de aproximadamente 30.000 hombres.

De los 2.565 presentes en Maiwand, 962 murieron, incluyendo 150 granaderos y fusileros que se perdieron durante la retirada y fueron asaltados y asesinados; sólo 161 sobrevivieron a la batalla y a la posterior retirada a Kabul. El 66º regimiento (The Berkshires) sufrió 288 bajas de 473 hombres.

Incluso en pleno triunfo, el final del 66º asombró al enemigo afgano: “Rodeados por el ejercito afgano al completo, lucharon hasta que solo quedaban once hombres, e infligieron enormes bajas al enemigo-escribió un de los oficiales artilleros afganos-. “Estos hombres cargaron y murieron de cara al enemigo, luchando hasta la muerte”.

No obstante no sólo fueron los soldados del 66º los que lucharon y murieron en Maiwand. Un perro, Bobbie, también luchó hasta el final y sobrevivió. De raza común, pelo rizado y blanco, cabeza achatada y orejas marrones, era el típico perro que adoptaban en los regimientos británicos. En este caso era el perro del sargento Kelly. Bobbie permaneció y, recibiendo una estocada, luchó con los “últimos once” hasta el final.
La pérdida de los estandartes del 66º, tan poco después de la pérdida temporal de uno de los estandartes del 24º el año anterior, en Isandhlwana, confirmó que estos objetos venerados no tenían cabida en un campo de batalla moderno y, a partir de Maiwand, los regimientos en servicio activo dejaron de enarbolarlos en batalla.

En 1881 los restos del 66º regresaron a casa, donde le entregaron los nuevos estandartes. Bobbie regresó con el regimiento y, vestido con guerrera roja adornada con perlas de imitación, fue presentado a la reina Victoria en Osbourne House. La reina escuchó mientras le contaban su asombrosa historia, examinó su herida y le prendió la medalla de la guerra de Afganistán en el collar. El perrillo murió arrollado por un coche de caballos en 1882. Hoy día se le puede ver disecado en el museo del regimiento, todavía con su medalla, mucho más limpio y arreglado que la noche en que, cubierto de sangre y polvo, llegó a la ciudadela de Kandahar y se dejó caer junto a los agotados supervivientes del 66ª, tras una de las batallas más amargas de la historia del ejército británico.

Acaso Kipling pensara en Maiwand cuando escribió los siguientes versos en “El joven soldado británico”:

Cuando, por primera vez, bajo el fuego, deseas agacharte,
No mires, ni hagas caso del hombre que ha caído,
Agradece que estas vivo, y confía en tu suerte,
Y marcha adelante como un soldado…

Si tu oficial está muerto y los sargentos están pálidos,
Recuerda que es ruin huir de un combate,
Así que obedece las órdenes, túmbate, ten paciencia,
Y espera a los refuerzos como un soldado…

Cuando estás herido y te han dejado en las llanuras de Afganistán,
Y las mujeres salen a mutilar tus restos,
Rueda hacia tu rifle, vuélate la tapa de los sesos
Y ve hacia tu Dios como un soldado.

Cuadro en el que me inspiré para el diorama

Próximo artículo: Representar Maiwand en 28mm.

Angel Aparicio