Los Tercios, 1625

El sitio y la rendición de la ciudad holandesa de Breda es una de las acciones de los Tercios españoles durante la Guerra de los Treinta Años más conocidas gracias al increíble cuadro de Velázquez que se puede contemplar en el Museo del Prado.

Para reconquistar la plaza de Breda, ciudad fortificada que ocupaba una situación estratégica importante,  Felipe IV puso unos 40.000 hombres a las órdenes del mejor estratega del momento, el genovés Ambrosio de Espínola, que desde Agosto de 1624 sitió la ciudad, rechazando todos los intentos de aliviar y liberar la ciudad por parte de ingleses y daneses.

Finalmente, el  5 de Junio de 1625, tras casi once meses de asedio que costaron miles de bajas en ambos bandos, la ciudad se rindió.

Las tropas de élite de este ejército eran  Los Tercios Españoles, unidades comparables a la falange macedónica o la legión romana. Estaban formadas en principio por unos 3.000 soldados profesionales y voluntarios, agrupados en 12 compañías por Tercio al mando de un capitán. Los mandos del Tercio y de las compañías eran otorgados por el Rey hasta mediado el siglo XVII en que pasaron a formarse por nobles adinerados, que las mantenían a su coste tomando como modelo otros ejércitos europeos.

La eficacia de combate de los tercios hispánicos estuvo basada en el uso del cuadro compacto de los piqueros, inspirado en el modelo suizo, con el potencial de fuego del arcabuz. La superioridad del tercio sobre el modelo del cuadro compacto suizo estaba, por otra parte, en su mayor capacidad de dividirse en unidades más móviles hasta llegar al cuerpo a cuerpo individual. La fluidez táctica que favorecía la predisposición combativa del infante español.

El soldado de los Tercios españoles era orgulloso, agresivo, disciplinado, con gran confianza en sí mismo y muy celoso de su honor. En ocasiones hubo que castigar a los soldados que, por su agresividad, rompían las filas para atacar en primer lugar. No recogían la paga antes de la batalla, práctica común en otras unidades y ejércitos, si no después, para que no se pudiera decir que no habían cumplido con su deber. Pero en alguna ocasión se amotinaron por no recibir su paga durante años, viviendo en la miseria y viéndose obligados al robo, al pillaje o la rapiña.

El busto de Andrea Miniaturas “Loooter-Saqueador” parece querer representar a uno de esos soldados de fortuna que tras la batalla se apropia de una espada damasquinada, supuestamente perteneciente a algún oficial.

Es un modelado espectacular, en el que domina la expresión pícara y satisfecha del rostro. Muy agradable y agradecida de pintar, con muchas posibilidades  que te obligan a parar, a darla por terminada en un momento determinado, porque acepta todos los tonos, medios tonos y todas  las posibilidades de pintura que se os ocurra.

Técnicamente utilicé acrílicos y óleos, y este ha sido el resultado final.

Las fotos son de Fco. Javier Ruiz. Gracias Paco.

Espero que os guste

Rafa Gil