Las Guardias de Infantería Españolas y Walonas de Felipe V

La creación de las unidades de infantería tanto Españolas como Walonas,  durante el reinado de Felipe V, será la respuesta militar a las amenazas de su reino, convirtiéndose  en punta de lanza de las unidades de combate y modelo para el ejército en la Guerra de Sucesión Española que se libra contra los Austríacos, Británicos, Portugueses y Holandeses, partidarios del archiduque Carlos de Austria, donde su actuación será  en muchos casos decisiva y determinante en batallas como las de Almansa o Villaviciosa,  sitios como el de Gibraltar, Lérida, Tortosa o Barcelona, con la misión añadida de llevar a cabo la guardia exterior en Palacio.

En 1703 se crean las Guardias Walonas, compuestas inicialmente con soldados  Flamencos o Walones procedentes de los Países Bajos, aunque como consecuencia del desgaste y las numerosas bajas que van a ir sufriendo, pronto se comienza a admitir entre la tropa a soldados de diversas nacionalidades.  Un año después, en 1704, se crean las Guardias Españolas que se acuartelan inicialmente en Vallecas donde fueron organizadas por el capitán y el ayudante mayor de las Guardias Francesas.

Cada regimiento estaba compuesto por dos batallones de trece compañías, incluyendo una de granaderos, formadas por hombres seleccionados de las compañías de fusileros, llegando a contar con  2800 hombres cada uno.

El bautismo de fuego  de las dos unidades se realiza en el año de 1704,  para efectuar  la invasión de  Portugal,  que junto con Cataluña se convierte en el principal teatro de operaciones de los Austracistas. Finalizada la Guerra de Sucesión se mantienen como tropa de guarnición en algunas provincias españolas, quedando solo cuatro compañías de cada regimiento para prestar la guardia en palacio.

  Cuadro de la batalla de Almansa de Buonaventura Liglio y Phillipo Pallota. Museo del Prado.

Años después,  el Rey Felipe V que no se resigna a aceptar lo dispuesto en Utrech, decide emprender la conquista de Cerdeña y Sicilia (1717- 1720), bloquear  y poner sitio a Ceuta, Gibraltar y Oran, y posteriormente participar en la Guerra de Sucesión de Polonia  (1733-36),  y la de Austria (1740-1748), donde una vez más, las guardias de Infantería Españolas y Walonas se cubrirán de gloria en diversas acciones.

El regimiento de Guardias Españolas pasará  a ser considerado como el primero de  la Infantería,  recibiendo el pendón de Castilla para su compañía Coronela,  el regimiento de Walonas  quedará  como segundo del arma y así se recogerá  en la Ordenanza de S.M.,  publicada en 1704, que  pretende establecer un “reglamento único para evitar el desorden y hacer uniforme el ejercicio militar”. Regimientos  que han de servir para la guardia de la Real Persona,  así como unidad de combate en las campañas militares que se determine, fijando la posición que han de ocupar, Españolas a la derecha, Walonas a la izquierda.

Guardias de Infantería Españolas y Walonas .
El Ejército y la Armada. Manuel Gimenez González, (Ministerio de Defensa)

Tras el fallecimiento de Felipe V en el año 1746, con la posterior  modificación de las Ordenanzas en el año 1750,  se pretenden solventar los problemas habidos  entre las dos unidades, motivados por la rivalidad endémica existente entre ellos , celosos  siempre unos de los otros,  se detalla cómo se ha de constituir  la guardia exterior  en los Palacios del Retiro, de Aranjuez y de El  Escorial, fijando  el número de centinelas que lo  componen,  así como las órdenes particulares para cada uno de los puestos, se recogen todas las obligaciones, privilegios o prerrogativas concedidas y como han de ser cumplidas, expresando claramente lo que pueden o no hacer y las consecuencias de sus faltas o delitos, castigándose la traición, la deserción, la negligencia en el servicio, el amancebamiento, la embriaguez  u otros vicios,   con penas de presidio o incluso de muerte. Para efectuar la guardia en el Palacio de Oriente,  entraban dos compañías, una de cada regimiento, que una vez traspasado el Arco,  llevaban a cabo el relevo en la Plaza de la Armería.

Leza Suárez & Del Rey

Del mismo modo se expresa como se ha de hacer la recluta para escoger sargentos, cabos y soldados, teniendo en  cuenta el nacimiento, la familia, las costumbres y el oficio al que se dedican. Los soldados han de ser corpulentos, de altura mínima de cinco pies y cuatro pulgadas (1,73 cm), mayores de dieciocho años y menores de cincuenta. Se  regula el sistema de ascensos,  prevaleciendo siempre la pertenencia a la unidad y se fija el tiempo de servicio  en seis años en paz y de cinco en guerra.

El vestuario de ambos regimientos será idéntico al de las Guardias Francesas,  compuesto por casaca azul con divisa encarnada de plata, calzón azul, alamares de estambre blanco o de plata para los oficiales, media blanca, con pluma  y cucarda encarnada  para las Guardias Españolas y pluma blanca con cucarda negra para la Walonas, reponiéndolo cada dos años y suministrando tres pares de zapatos al año. Los oficiales tendrán  dos modalidades;  “El gran uniforme” y “el pequeño uniforme”, reservándose el primero para los actos de gala y el segundo para campaña.

  Ilustraciones del  Teatro Militar de Europa. Marques de Alfonso Taccoli.
Biblioteca Palacio Real de Madrid.

Su armamento será el mismo fusil que la infantería de línea, aunque con la llave mejorada, bayoneta de cubo y espada, hasta que esta última se suprime quedando su uso exclusivamente  para cabos,  sargentos y  oficiales.

Cuando el Rey desplazaba la Corte a alguno de los Reales Sitios, era acompañado tanto por la Guardias de Corps, como por las Guardias Españolas y Walonas,  tropas a las que era necesario alojar,  para ello se fueron construyendo cuarteles en las inmediaciones de estas localidades. En Madrid se construyo el primero de ellos  en 1719 para las guardias de Infantería Españolas ubicado en la calle de San Mateo, desaparecido hoy.  El “Cuartel del Soldado” para las guardias Walonas, los de San Lorenzo de El Escorial, la Granja de San Ildefonso y Aranjuez,  se construyeron  a partir del segundo tercio del siglo XVIII junto con el de El Pardo, conocido como “Cuartel de Boyerizas”, no obstante los dos más importantes serán el de Vicálvaro y el de Leganés, construidos el primero  para la Guardia Española y el segundo para la Walona, este último proyecto de Sabatini y sede en la actualidad de la Universidad Carlos III, construido entre 1775 y 1783, concebido como un edificio de planta cuadrada y en el interior una gran plaza de armas, pudiendo alojar hasta 3000 soldados.

Cuartel de guardias de infantería Walonas en Leganes.

Y  de este modo se resume brevemente  la historia y características de estas unidades, al servicio de la corona, que tras destacadas y gloriosas acciones de guerra serán disueltas en el siglo XIX y que han inspirado la recreación a escala del Abanderado de las Reales Guardias de Infantería Españolas, como pequeño homenaje a esta unidad al servicio de la corona.

 Abanderado de las Reales Guardias de Infantería Españolas.
Miguel Ángel Pérez Rubio, modelado / Gustavo Gil Campos, pintura.
Granadero de las Reales Guardias Walonas
Miguel Ángel Pérez Rubio, modelado / Agustín Pacheco, pintura.

Miguel Ángel Pérez