El Tercio Requeté de Nuestra Señora de Monserrat

PREÁMBULO

La figura que ha esculpido Antonio Zapatero en 1:35, está basada en una serie de dibujos sobre combatientes de la guerra civil española, realizada por Augusto Ferrer Dalmau, algunos de cuyos dibujos han servido para ilustrar el libro de Arturo Pérez Reverte “Línea de fuego”. En concreto, el dibujo del Requeté inicia la segunda parte titulada “Choque de carneros”, donde, de manera novelada, se relatan los episodios bélicos que vivió el Tercio de Requetés de Nuestra Señora de Monserrat durante la batalla del Ebro.

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INTRODUCCIÓN AL CARLISMO Y ORIGEN DEL TÉRMINO REQUETÉ

De manera resumida, porque el campo es amplio y este artículo no es el foro para hacer una prolija descripción sobre lo que fueron los movimientos del realismo-carlismo que a lo largo del siglo XIX constituyeron una forma de manifestación popular, canalizada las más de las veces como “políticas de insurrección”, podemos decir que la trayectoria del carlismo tiene la peculiaridad de que “su actuación política va ligada, en los trazos fundamentales de su historia, a la acción militar”. Así, el desarrollo de la tradición militar condujo a que fuese el carlismo el primer grupo político español que en el siglo XX creó grupos políticos de carácter paramilitar, de tal forma que se constituyeron unas milicias que acompañaron la acción política convencional electoral y parlamentaria.

El carlismo encarnó durante más de un siglo la causa del tradicionalismo dinástico, religioso e institucional de España, siendo Navarra la provincia con mayor número de voluntarios y muertos carlistas.

Durante la guerra civil, el carlismo aportó al bando nacional más de 60.000 combatientes, encuadrados en cuarenta y dos tercios de requetés, a los que habría que añadir numerosas unidades heterogéneas y de difícil encuadramiento. Así, los tercios, por su origen se distribuyeron de la siguiente forma:

  • 11 de Navarra
  • 8 del País Vasco
  • 9 de la dos Castillas
  • 7 de Andalucía
  • 6 de Aragón
  • 1 de Asturias
  • 1 de Cataluña     

El origen de la palabra “requeté” es objeto de controversia, si bien siempre estuvo vinculado a la tradición militar. Así, en los años treinta del siglo XX llegó a llamarse requeté a la organización del partido en un municipio o región comprendiendo a todos los que militaban en la misma, así, se hablaba del “Requeté de …” en lugar del “carlismo de …”.

Se ha atribuido el origen de la palabra al estribillo de una canción burlesca de origen navarro en el que el término requeté podía referirse a un desgarrón en la ropa o bien a lo que se podía ver a través de él. También se dice que el término sirvió para designar al Tercer Batallón de Navarra en la guerra de 1872- 1876 y que el término renacería en Cataluña a finales del siglo XIX. Otro origen atribuye el término a la guardia creada en torno a Jaime de Borbón y un posible origen francés, se trataría de una reminiscencia de la palabra requeté, que en Francia designaba el toque de corneta y que habría sido traída a España por algún combatiente francés del ejército de Don Carlos. Por último, otras fuentes mencionan un posible origen catalán o valenciano por una derivación onomatopéyica del término por el ruido del cerrojo que producían unas carabinas francesas que fueron utilizadas por algunas tropas auxiliares en la guerra de 1872- 1876 en el Maestrazgo y zonas del interior de Valencia.   

Sea cual fuere su origen, lo cierto es que dicho término adoptará su acepción definitiva a partir de 1930 para designar a la “organización de estilo militar de que se dotaría el carlismo desde comienzos de siglo”.

El hecho fundacional del requeté como organización de estilo paramilitar está en la proclamación de don Jaime de Borbón como pretendiente carlista y jefe del partido tradicionalista, y es a partir de 1910 cuando ya existen planes para la organización militar del mismo.

ANTECEDENTES Y CONSTITUCIÓN DEL TERCIO DE REQUETÉS DE NUESTRA SEÑORA DE MONSERRAT.

El caso de Cataluña resulta especialmente llamativo dada la larga tradición carlista en la región por cuanto se vio tremendamente limitado dado que Cataluña fue uno de los bastiones de la República y sus unidades de combate se constituyeron con naturales de Cataluña pero fuera de su territorio por razones obvias, en este sentido, Salvador Nonell, capellán del Tercio comenta que la escasez de recursos en “aquellas comarcas donde el Tradicionalismo contaba con fortísima organización, la más potente después de Navarra – Cataluña, Valencia y sobre todo El Maestrazgo – quedaban en poder del enemigo …” para añadir a continuación que en aquellos territorios “ los requetés sufrían el martirio del asesinato … o el encierro en checas y prisiones”.

Por ello, sus unidades fueron reclutadas fundamentalmente entre los huidos a Francia y fue en Zaragoza donde el carlismo comenzó su proyecto de crear unidades catalanas y valencianas. Así el 1 de septiembre de 1936, José Luis Zamanillo, delegado nacional de Requetés, firma la orden para el reclutamiento de naturales de Cataluña para que se integren en dichas unidades.

A pesar de las limitaciones, el carlismo catalán llegó al hecho excepcional de crear una unidad de requetés con naturales del país fuera de él, en la zona nacional, caso semejante al de la Falange catalana.  

El número de exiliados carlistas catalanes fue relevante y en él figuraron importantes personalidades del partido que dieron impulso a la creación de unidades en ciudades como Pamplona, Zaragoza o Burgos.

La decisión de constituir dicha unidad fue de la llamada Comisión Carlista para Asuntos de Cataluña, organización nacida en Pamplona, y es en esta ciudad, cuando en agosto de 1936 se inician las gestiones, de las personalidades catalanas huidas, para la constitución de la primera unidad de combate con centro de reclutamiento en Pamplona pero adscritas a la base militar de Zaragoza. El nombre elegido inicialmente fue el de San Jorge pero el 8 de septiembre se sustituyó por el de Monserrat.

Sobre la evolución en el informe de reclutamiento del contingente, la mayoría de ellos huidos a pie a través del Pirineo catalán, dice que “primero eran treinta y tantos, luego más de cincuenta y a los dos meses alcanzaron los doscientos”. Con dicho contingente de apenas dos compañías, a primeros de diciembre recibe a los alféreces provisionales.

La unidad se encuadró inicialmente en la 5ª División orgánica y posteriormente en el IV Cuerpo de Ejército, dado que la base para su creación fue Zaragoza. Posteriormente pasaría el Ejército Centro. Aunque actuó en varios frentes, en el presente artículo nos vamos a centrar en las dos intervenciones más notables como fueron la defensa del pueblecito de Codo, en el verano de 1937 y su intervención en la batalla del Ebro en el verano del año siguiente. Ambos episodios constituyeron un notable sacrificio y contribución en vidas quedando la unidad casi totalmente aniquilada en estos episodios.

LA DEFENSA DE CODO

Para la República, la conquista de Zaragoza era considerada como el “principio del fin de la guerra” y para este objetivo se reunieron las mejores tropas, como fueron las Brigadas Internacionales, convertidas en mixtas tras el desgaste de Brunete; las divisiones de choque denominadas de Trueba, Modesto, Líster y el Campesino, a los que se unieron los efectivos de cobertura del frente de Aragón, entre otros los Aguiluchos de la FAI, su batallón de Acero; las tropas combatientes de grupos radicales de Barcelona; División Durruti; División Carlos Marx y las unidades regulares de los Cuerpos de Ejército de Cataluña y Valencia.

Por el lado nacional, el frente de Aragón lo cubrían las tropas del V Cuerpo de Ejército; Región Militar de Zaragoza.

El frente no era continuo, un sistema de posiciones aisladas vigilaba los lugares estratégicos. Entre estas posiciones se encontraban las del pueblo Codo, distante a 5 kms de Belchite, en la provincia de Zaragoza. El 18 de enero de 1937 el tercio se traslada a las posiciones de Codo. Durante los primeros meses del año, no hubo actividad bélica alguna y se dedicaron a la instrucción militar y a la fortificación de posiciones. Nuevas incorporaciones de mandos y servicios harán que el tercio complete la oficialidad, así el 24 de mayo hay una 1ª Compañía de ciento cuarenta y cuatro hombres y una 2ª con sesenta y tres.

La actividad bélica en el frente de Aragón se incrementa de manera notable ante la gran ofensiva del Ejército Republicano cuyo principal objetivo era Zaragoza. Las localidades de Codo, Belchite y Quinto eran posiciones avanzadas en la defensa de la capital.

En la madrugada del 24 de agosto comenzó la ofensiva republicana y la orden del Tercio era la defensa y resistencia a toda costa. Transcurridas las primeras horas de combate la posición de Codo queda cercada, incomunicada y escasa de municiones. Ante la imposibilidad de continuar su defensa, al mediodía del día 25 se intenta romper el cerco efectuado a bayoneta hacia posiciones propias. Este primer intento fracasó y los pocos supervivientes tuvieron que regresar a sus posiciones de partida. En un segundo intento realizado en mitad de la noche, permitió a un pequeño número de soldados alcanzar las líneas propias. La defensa de la posición de Codo se mantuvo hasta la práctica aniquilación total de todos los integrantes del tercio. Los datos hablan de que perecieron la totalidad de los oficiales, nueve sargentos y ciento treinta hombres. Los supervivientes fueron cuarenta y cuatro pero algunos de ellos fallecieron en el hospital.

REORGANIZANDO LA UNIDAD   

Los supervivientes del tercio pasaron a los hospitales, a la academia de Alféreces provisionales y al seminario-cuartel de San Carlos en Zaragoza, comenzando la reorganización de la unidad ya el mismo día 26 de agosto.

El reclutamiento de los nuevos requetés corrió a cargo de la Comisión Carlista de Asuntos de Cataluña. Nuevos requetés catalanes refugiados en Francia o repartidos por el resto de España van incorporándose poco a poco al seminario-cuartel de San Carlos, sumándose a los veteranos de Codo. La mayoría de estos recién llegados no tenían ninguna experiencia militar.

El 17 de noviembre se considera terminado el periodo de reorganización del tercio, tomando el mando el Capitán Don Antonio Ybarra Montis. Los nuevos efectivos proceden de emigrados de Cataluña y de desertores del ejército republicano.  El día 22 el grueso de la Unidad abandona San Carlos y marcha hacia el pueblo de Torres de Berellén, situado a unos 20 kms de Zaragoza. En esos momentos la unidad queda adscrita a la División de Caballería de la Jefatura del V Cuerpo de Ejército, sus efectivos lo componen dos capitanes, siete alféreces y trescientos noventa y un hombres entre suboficiales y tropa.

En las siguientes semanas el tercio siguió incorporando efectivos y en abril de 1938 ya cuenta con setecientos treinta hombres. El 29 de ese mismo mes se produce un relevo en el mando que pasa al capitán Luis Quiroga Nieto. En esa altura el tercio es encuadrado en la 152ª División Marroquí, Centro de la Agrupación de Divisiones de Soria-Somosierra-Sigüenza, en el Ejército del Centro.

Si bien el tercio estuvo en varios teatros de operaciones en Guadalajara, Segovia y Extremadura, entre otros, el siguiente episodio significativo fue su participación en el frente del Ebro.

DEL GUADIANA AL EBRO

La guerra, a mediados de 1938, se desarrolla fundamentalmente en los frentes de Aragón, Valencia y Cataluña. El Estado Mayor republicano planeó cruzar el Ebro por tres sectores bien definidos:

  • Las fuerzas que cruzaran por el sector de Mequinenza-Fayón tenían que conquistar toda aquella zona hasta Caspe.
  • Las del sector central de Gandesa tenían que llegar hasta Alcañiz.
  • Por último, las del sector de Amposta-Tortosa tenían que avanzar en dirección a Vinaroz.

El ejército republicano dispuso para esta operación de 10 divisiones, 3 regimientos de Caballería, 80 baterías de artillería y 25 baterías antiaéreas. Asumía el mando del ejército del Ebro el miembro del PCE, Juan Modesto Guilloto, auxiliado por Líster y Tageña como jefes de los V y XV Cuerpos de Ejército. La jefatura del Estado Mayor le fue asignada al Teniente Coronel Fábregas.

La ofensiva comenzó la medianoche del 25 de julio y las tropas de la 50 División del Ejército Nacional, encargadas de vigilar esta parte del frente fueron sorprendidas y rebasadas, viéndose obligadas a replegarse.

Composición fotográfica realizada por Jordi Bru

La situación tres días después del inicio de la ofensiva, es la siguiente, el ala derecha aunque consiguió cruzar el río, quedaba muerta en los montes de Mequinenza; el ala izquierda rebotó en el sector de Amposta; por la franja central las tropas republicanas alcanzaron la localidad de Gandesa. 

El día 25 de julio, día en que comienza la ofensiva del Ebro, el tercio está acampado a orillas del Guadiana y llega la orden de partir inmediatamente a dicho frente.

El día 27 llegan a Zaragoza y el 28 a Villalba de los Arcos (Tarragona). Se incorporaba por lo tanto al sector central del frente. La noche del día 29 ocupa posiciones en el frente relevando a un tabor de Regulares al este de Villalba de los Arcos.

Al amanecer del día 30 las posiciones fueron atacadas por el enemigo. La misión del tercio es la de resistir en sus posiciones a toda costa.

Durante todo el día se suceden durísimos ataques que no logran romper la línea de defensa. En unas pocas horas se cuentan hasta nueve oleadas del ejército republicano que dejan el campo lleno de cadáveres. En el momento en que cesan los ataques parten los enlaces al puesto de mando con la petición urgente de municiones pues están a punto de agotarse. El provisionamiento de la munición resulta muy penoso y repleto de dificultades, pues tiene que realizarse a hombros desde Villalba de los Arcos hasta las posiciones de vanguardia, pues el ganado de transporte aún no ha llegado de Extremadura.

Una vez anochece, se reanuda la ofensiva y al amanecer continúan los ataques con toda intensidad y no cesan en toda la jornada. A la noche siguiente, aún persistiendo los ataques, estos son cada vez más débiles y espaciados, cesando por completo el día 2 de agosto.

Según datos oficiales consignados en el Libro de Operaciones del Tercio de Monserrat, solo en los tres primeros días de la defensa de Villalba de los Arcos, los requetés han disparado:

  • 120.000 cartuchos de 7 mm
  • 4.500 granadas de mano
  • 290 granadas de mortero de 81 mm
  • 450 granadas de mortero de 50 mm

El apoyo de la artillería nacional esos primeros días ha sido nulo por el retraso en llegar de Extremadura las piezas Divisionarias.

Las bajas han sido numerosas, la 1ª Compañía quedó sin oficiales y con secciones y pelotones totalmente desaparecidos. Se calculan en trescientas las bajas producidas hasta el 2 de agosto.

Pero la batalla del Ebro no ha terminado para el tercio de Monserrat. En torno a la posición “Cuatro Caminos” la orden del Cuartel General Divisionario dispone que el tercio debe romper el frente con el asalto a la Cota 481, posición clave de las fuerzas enemigas, desde el cual dominan el sector.

El Tercio de Monserrat acompañado del Batallón B. de Ceuta nº 7 y el Batallón Bailén 131 ha de ser la fuerza central del ataque, protegido en los flancos por ambos batallones.

La orden de la 74 división dada en Navalcarnero el 9 de marzo de 1939, resume lo que sucedió en aquel ataque:

             “Al pasar de la defensiva a la ofensiva en la batalla del Ebro, se designó a la Cuarta Media Brigada de la 74 División para romper el frente por la derecha de Cuatro Caminos, al mismo tiempo que otras fuerzas debían efectuarlo por la izquierda.

El enemigo tenía su línea densamente guarnecida y muy fortificada. Era por lo tanto empresa difícil y dura iniciar las operaciones de avance en esta batalla, que ha sido de las más cruentas de la guerra.

Tan valerosa empresa la llevó a cabo la citada Media Brigada, después de vencer una fuerte y tenaz resistencia del enemigo, distinguiéndose notablemente el Tercio de Requetés de Ntra. Sra. De Monserrat, que hizo alarde de su irresistible acometividad y extraordinario valor, lanzándose al asalto con granadas de mano y pasando las alambradas y trincheras enemigas sin que el nutrido fuego de sus armas automáticas pudieran detenerle”.

Sin embargo, esta cita no narra el coste que tuvo para el tercio el asalto de la Cota 481. Tras saltar de sus posiciones, avanzan unos metros, tienen que arrancar las alambradas para poder pasar a través del fuero enemigo, y sin ninguna protección, penetran en el viñedo “terreno de nadie” que les separa del enemigo.

Sin apenas fuego de protección lo requetés consiguen atravesar los quinientos metros de viñas y llegar a las alambradas que protegen las trincheras enemigas, situadas en el altozano que constituye la Cota 481. En ese trayecto de quinientos metros de viñedo que separa el punto de partida del objetivo, perece una buena parte del Tercio de Monserrat, al que no apoyan los otros batallones. Cincuenta y ocho muertos y ciento setenta heridos, según Nonell u ochenta muertos y cien heridos, según Doménech, es el balance de esta operación. La cota es ocupada el día 20. Tras tomar algunas cotas más en los siguientes días, del tercio no queda más que una compañía de fusiles y tres oficiales.

Tras tomar la cota 441 llamada “Coll d´en Grau”, el día 31 el tercio es relevado regresando a Gandesa ciento nueve hombres de tropa y tres alféreces, de los ochocientos cincuenta que había en el inicio de las operaciones. El Tercio de Monserrat quedaba deshecho por segunda vez.

DISOLUCIÓN DE LA UNIDAD

Entrada la guerra civil en su última fase y una vez rehecho con nuevos efectivos, el tercio interviene en diversos frentes, de nuevo en Extremadura, Andalucía y Castilla la Nueva. Así, el 12 de julio el tercio se desplaza a Ávila y emprende el último viaje que lo llevará a San Feliú de Llobregat donde llega tres días después. La unidad permaneció en el cuartel de Jaime I hasta el 20 de septiembre, y en ese tiempo se fueron licenciando los reemplazos más veteranos. Los efectivos aún no licenciados fueron trasladados al cuartel de Moncada donde a partir del 26 de octubre la unidad fue disuelta.

EPÍLOGO

Para el historiador Julio Aróstegui el Tercio de Monserrat fue una de las unidades de milicia carlista con mayor contribución en vidas de la Guerra Civil “… y pertenece al grupo de aquellas que ha sufrido bajas no por su continua acción en combate, sino por su intervención en episodios de singular dureza” como fueron la resistencia en el pueblo de Codo y su intervención en la batalla del Ebro.  

Por decreto de 12 de noviembre de 1943 se le concedió al Tercio de Nuestra Señora de Monserrat la Laureada Colectiva.

Bibliografía

AROSTEGUI, J. (2013). Combatientes requetés en la Guerra Civil española (1936-1939). Madrid: La Esfera de los Libros.

NONELL, S. (1956). Los requetés catalanes del Tercio de Nuestra Señora de Monserrat en la cruzada española. Barcelona: Casulleras.

SIERRA-SESUMAGA, V., & LARRAZ, P. (2010). Requetés, de las trincheras al olvido. Madrid: la Esfera de los Libros.

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PINTURA DE LA FIGURA

La figura de una gran fuerza y movimiento representa el momento en que un requeté atraviesa las alambradas y se dispone a tomar la Cota 481.

Pintura de la cara. Me gusta pintar las caras con el set de Scale 75 de la gama Artist y me gusta pintar desde la sombra hacia la luz. De color base utilizo una mezcla de Piel tostada (Sart-12) con un poco de Carmesí (Sart-10) al que añado un poco de Carne rosada (Sart-07). Para las luces voy añadiendo Carne rosada a la mezcla y antes de que solo sea carne rosada le voy añadiendo Carne dorada (Sart-08). Las últimas luces las doy con Piel Clara (Sart-09). Termino dando unos tonos con Carmesí.

Camisa. La camisa está pintada con acrílicos Vallejo de gama Model Color. De color base utilicé Arena iraquí (70.819). para las luces utilicé Arena clara (70.837) y para las sombras Arena marrón (70.876). Tuve que utilizar el mateador de AK porque satinaba el color base.

Pantalones. Para los pantalones utilicé el set de Khaki de Andrea, en concreto la gama cálida que la integran las referencias Base B, Luces B y Sombras B, que se dan sin mayor complicación y quedan muy bien.

Espero os guste el resultado final.