El carro Trubia A4

La escena representa una de las pruebas a las que es sometido el carro  español Trubia A-4 en la fase experimental de su construcción, en la  fábrica de artillería ubicada en Trubia (Asturias), bajo la atenta mirada de su creador, el capitán Ruiz de Toledo, inspirada la obra en una fotografía de la época que se conserva en el Museo del Pueblo de Asturias.

Trubia A4 en Trubia (Asturias). Foto del Museo del pueblo de Asturias, Gijón.

Tras las experiencias de la Guerra de Marruecos, el ejército español decidió financiar un programa de desarrollo de un nuevo carro ligero de diseño genuinamente español.  Se inspiró en el francés Renault FT-17, el  más numeroso en servicio  en el ejército español en su momento y uno de los más utilizados por muchos ejércitos en aquel entonces.[] El programa fue liderado por el capitán de artillería Carlos Ruiz de Toledo, que había comandado anteriormente la batería de tanques de asalto Schneider CA1[, junto al maestro de fábrica Rogelio Areces y dirigidos todos por el comandante Víctor Landesa.

El capitán Ruiz de Toledo junto al General Sanjurjo.

El primer prototipo empezó a desarrollarse en 1925,  producido en la fábrica de Artillería Trubia en Asturias, estaba impulsado por un motor de cuatro cilindros 40/50 Hispano-Suiza, el mismo motor que los camiones del Ejército español venían utilizando desde 1915.

Dada la opinión del ejército español de que los FT-17 estaban limitados en potencia de fuego, el carro Trubia incorporaba una torreta  diseñada en dos semitorres articuladas, las cuales podían operar independientemente, cada una armada con una ametralladora Hotchkiss de 7 mm. Teóricamente, si una ametralladora se encasquillaba, el carro tenía aún otra para poder defenderse. Además el casco del vehículo incorporaba troneras, que permitían a la tripulación disparar por ellas desde el interior.

Mientras viaja por Europa, buscando integrar las tendencias de diseño extranjeras en el nuevo Trubia, el capitán Ruiz de Toledo encontró en Alemania un nuevo tipo de sistema de tracción. Diseñado para evitar que la oruga se descarrilara del vehículo, el nuevo diseño sustituía el tren de rodaje tradicional por un sistema que se mantenía unido gracias a una pared metálica lateral, con el sistema de rodamiento suspendido en el chasis.

Además de este nuevo sistema de tracción, el Trubia iba a desarrollar una mayor velocidad, de al menos 30 km a la hora (19 mph), y alcance que el FT-17. Para refrigerar el motor y la tripulación, un dispensador de aire comprimido se instaló dentro del chasis. Esto resuelve los problemas relacionados con la claustrofobia de la tripulación y la entrada de gases procedentes del motor instalado en el FT-17, e hizo la cabina de las tripulaciones mucho más ergonómica. Los 50 caballos de fuerza originales (37 kW) fueron aumentados hasta los 75 caballos de vapor (56 kW) gracias a un motor Daimler de cuatro cilindros. La transmisión tenía cuatro marchas adelante y cuatro marchas atrás. El nuevo carro resultó satisfactorio, e incluso mejoraba a los franceses FT-17 en algunos aspectos, por lo que se ordenó la construcción de cuatro prototipos.

El Primer Trubia junto a los trabajadores que los construyeron. 1926.

El vehículo completo, llamado Trubia A4, fue enviado a la Escuela Central de Tiro de Carabanchel, donde fue sometido a una serie de pruebas. En 1931, el segundo prototipo fue completado, mientras que los dos últimos se terminaron en 1934. El prototipo original fue devuelto a la fábrica en 1935, para integrar una serie de modernizaciones y reparar cualquier daño sufrido por el vehículo durante el proceso de prueba. Los otros tres carros fueron remitidos al Regimiento de Infantería Milán n.º 32, en Oviedo, donde continuaron las pruebas hasta que  comienza la guerra civil, quedando en poder de los sublevados y utilizados en los combates de la ciudad de Oviedo, posteriormente en una ofensiva en la loma del Campón, siendo luego empleados tras su lamentable estado como emplazamiento fijo o barricada. Solo uno de ellos sobrevivió a la guerra, siendo enviado a Sevilla donde se le pierde la pista. El vehículo nº 4 que se encontraba en la fábrica de Trubia, se  utiliza por las fuerzas del Frente Popular contra los sublevados que se han hecho fuertes en la ciudad de Oviedo donde se encontraban sitiados, de ahí a un ataque en las posiciones de las Cruces y la Loma del Canto, para pasar a retaguardia y desconocer a partir de aquí  su paradero.

 Así finaliza el recorrido del primer carro de manufactura española, que junto a uno de sus creadores, se recrea en esta viñeta en la que he podido contar con la colaboración de las magistrales  cualidades artísticas de Juan Manuel Vergara Jurado en el apartado de pintura.

Para la correcta reproducción de la escena se han consultado diversas fuentes procedentes de bibliografía, uniformes originales, y  fotografías de diferentes publicaciones.

  • Revista de Historia Militar Serga nº 52.
  • Blindados de España. Quiron ediciones.
  • Revista Eurouniformes nº 22.

Miguel Ángel Pérez