División Vascongada. Abanderado del Tercio nº 1 (Álava)

El origen

Cuando en la Asociación Alabarda propusieron marcarnos un “porque yo lo valgo” con esta figura, los ojos se me abrieron como platos nada más verla. Admirador rendido como soy de la obra de Augusto Ferrer-Dalmau, este abanderado del Rgto. Asturias 31, me parecía una obra sobria y con una gran bandera como protagonista en primer plano. Conseguir que se plasmara en miniatura era una alegría.

Antonio Zapatero ha conseguido plasmar a la perfección el cuadro de Ferrer-Dalmau y fue verla y colocarla en cabeza de las cosas por pintar.

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Pero como casi siempre tengo a algún “liante” cerca, esta vez ese rol le tocó a mi buen amigo Álvaro González de Herrero, miembro de la Asociación Alavesa de Miniaturas y Maquetas. En cuanto vio la figura me dijo:

– Con qué poquito se le podría convertir en un alavés de los que comparecieron en aquella campaña.

Ya estaba liada. -¿Y eso?, ¿cómo? Fue mi respuesta.

–  Cambias el ros por una txapela y poco más…

Así quedó la cosa hasta que a la semana siguiente me vino con el libro “La Guerra de África 1850-1860” de Miguel del Rey. Una preciosa lámina venía a confirmar que más allá de la prenda de cabeza, pocos cambios había en el uniforme. Pero claro, no podía ser tan sencillo, teníamos la bandera y donde Antonio Zapatero se había esmerado con la leyenda “Regimiento de Infantería Asturias nº 31” mi alavés requería hacer gala de sus orígenes con “División Vascongada Tercio Nº 1”. Y por si fuera poco, bajo el escudo real común a ambas banderas en la “vasca” se había añadido el emblema de las tres manos entrelazadas con la divisa: Irurac Bat (tres hacen una) en referencia a las tres provincias vascas, unidas en esta empresa.

Tanta transformación se me antojaba imposible para mi capacidad, así que tocó recurrir a los amigos y una vez más el gran Waldo Osés se ofreció a hacer el trabajo. ¡Qué grande Waldo! Siempre dispuesto a echar una mano. ¡Gracias amigo! Sin ti no habría podido hacerlo, y no es la primera vez…

Pues ya tenía al muchacho tocado de txapela y con su flamante bandera. Ya sólo quedaba pintarla ¿o no? Pues no.

En mi ánimo de intentar saber más sobre las piezas que pinto me puse a bucear por la red en busca de información sobre este Tercio Nº 1 y me encontré con grandes sorpresas más allá del aspecto puramente militar de su participación destacada, toda la División Vascongada, en la batalla de Wad-Ras el 23 de marzo de 1860.

Sorpresas que tienen que ver más con la política de la época y con la forma en que se llevó a cabo el reclutamiento de esta División Vascongada. Así que de eso voy a hablar.

La historia

De los diversos trabajos que he encontrado por internet sobre el tema, y que cito al final, el que más llamó mi atención fue el de Arturo Cajal Valero publicado en el nº 35 de la Revista Sancho el Sabio en el año 2012 y cuyo título Discrepancias entre las “Tres Provincias Hermanas”. El Reclutamiento de los Tercios Vascongados para la Guerra de África (1859-1860) ya augura alguna sorpresa sobre la forma de ser y entender el concepto de hermandad.

Añadiré finalmente que no pretendo sentar cátedra sobre nada, no tengo los conocimientos para tamaña osadía. Sólo hacer un breve resumen del citado trabajo haciendo hincapié en el diferente tratamiento de la cuestión desde Álava, lo que como alavés me honra, respecto de las otras dos “Provincias Hermanas”.

Conviene retrotraerse al 31 de agosto de 1839. En las campas de Vergara, Maroto y Espartero, por el bando carlista e isabelino respectivamente, sellan de forma gráfica mediante el que será conocido como “Abrazo de Vergara” la paz tras la Primera Guerra Carlista.  En octubre del mismo año verá la luz la ley que confirmaba los fueros si bien con una prevención en su art. 2º que anunciaba una modificación de los fueros en aras de conciliarlos con el interés general de la Nación y de la Constitución de la Monarquía.

Reforma que en 1859, fecha de los hechos que nos ocupan, aún no se había abordado.

La situación sin embargo no era plácida y la relación Gobierno – Provincias Vascas (Sabino Arana y su idea nacionalista de Euskadi aún no había visto la luz y además es otra historia…) se veía con frecuencia enfrentada por los “privilegios” forales.

En este estado de cosas el gobierno de O’Donell va a declarar la guerra a Marruecos el 22 de octubre de 1859.

Las provincias vascas reunidas en “conferencia foral” en Vergara el 4 de noviembre de 1859 acordaron aportar la nada desdeñable cantidad de 4.000.000 de reales y una brigada formada por cuatro Tercios, un total de 3.000 hombres.

Conviene reflejar que cada provincia tenía su propio régimen foral y que estas “conferencias forales” buscaban puntos de acuerdo en asuntos de interés común, pero no tenían poder ejecutivo. Los acuerdos habían de ser sometidos a la aprobación de cada Diputación Provincial.

Dicho ofrecimiento al esfuerzo bélico nacional, realizado de forma voluntaria sin exigencia previa del Gobierno, permitía a las provincias vascas hacer gala de su compromiso con la nación máxime con una opinión pública y un Gobierno al acecho de los regímenes forales y la suerte que pudieran correr. Suerte que bien podría verse influenciada por el compromiso con la “causa nacional”.

El ofrecimiento vasco se realizó de forma colectiva en un intento de ahondar en ese esfuerzo por mostrar cohesión foral, pues lo tradicional había sido la organización de Tercios Provinciales de forma separada. Así y de acuerdo a la población de cada provincia se acordó que Álava proporcionara 700 hombres, 1.135 Vizcaya y 1.165 Guipúzcoa. Los Tercios de la Brigada, posteriormente denominada División por el grado de Mariscal de Campo del que sería su jefe superior Carlos María de Latorre, se ordenarían alfabéticamente. El de Álava sería el nº 1, el de Guipúzcoa el nº 2, el nº 3 corresponderá a Vizcaya y el nº 4 fue formado por hombres de Guipúzcoa y Vizcaya.


Embarque de los Tercios en Pasaia

Abundando en esa intención de “unidad” los Tercios ya no lo serán alaveses, vizcaínos… sino 1er Tercio Vascongado… Unidad que se manifestaba también en una bandera común que bajo el escudo real añadía el lema “Irurac Bat” y el emblema de las tres manos entrelazadas; en tanto que el escudo real era rodeado por el rótulo “División Vascongada Tercio Número… No obstante no se abandonaba del todo el carácter provincial por cuanto las compañías de cada Tercio fueron dotadas de un banderín con el escudo de cada provincia y un color distintivo. Azul para Álava, rojo para Guipúzcoa, blanco para Vizcaya y mitad rojo mitad blanco para el Tercio nº 4.

Pero toda esta imagen de amor y unión fraternal entre las “Tres Provincias Hermanas” va a comenzar a resquebrajarse cuando llega el momento del reclutamiento. El general interés que la Guerra de África despertó en territorio vasco animado desde la prensa, el clero, bertsolaris y otras expresiones de apoyo está muy bien, pero claro una cosa es predicar y otra dar trigo. De tal forma que el alistamiento general conforme a Fuero, con el consiguiente sorteo de los mozos para el contingente provincial tuvo una fría acogida. Muestra de ello es que en muchas localidades los sorteados recurrieron a la contratación de “voluntarios” para ser sustituidos en el servicio.


Oficiales de los Tercios Vascongados.
                   El general Latorre (sentado), el coronel sarabia (3º por la izda),
Isidoro Eleicegui, Miguel Uzuriaga y Luis Sacristán. Museo de San Telmo. San Sebastián

Esta impopularidad no podía ocultarse y los Gobernadores civiles informaban al Gobierno de la dificultad que iban a tener las Diputaciones para poder cumplir con el compromiso adquirido.  -“Ahora es cuando vamos a ver todo lo que los fueros pueden dar de sí”- y –“se encuentran metidas en un atolladero del cual no saben salir”- Son palabras del Gobernador de Álava, Vizconde del Cerro.

Y es precisamente aquí cuando comienzan las discrepancias entre las tres Diputaciones. Comenzaría la vizcaína al ofrecer una prima de enganche para los voluntarios mayor que la guipuzcoana. Poco quedaba de la fraternidad y la unidad de acción. Cada cual hizo uso de los recursos a su alcance para hacerse con el mayor número de sustitutos, siendo Vizcaya la más beneficiada. Sus mayores recursos le permitieron ofrecer primas de 4.000 reales a sus voluntarios en detrimento de alaveses y guipuzcoanos.

Porque claro, la tradición, tan amantes de los fueros y nuestras ancestrales tradiciones que somos…, determinaba el carácter absolutamente provincial de los Tercios y su reclutamiento se hacía en exclusiva con hombres del territorio. A ello se aplicó diligentemente la Provincia de Álava en tanto que las otras dos “Provincias Hermanas” no tuvieron objeción alguna en olvidarse de fueros, tradiciones y demás zarandajas contratando sustitutos no sólo de las otras provincias vascas sino incluso del resto de España.

Álava se encuentra con que no sólo ha cubierto su Tercio con alaveses sino que pese a contar con menos población, por algo se hizo una adjudicación proporcional, está aportando hombres a los contingentes de las “Provincias Hermanas”. Resulta cuando menos paradójico que las mismas corporaciones que reclamaban al Gobierno de Madrid la designación de oficiales vascos para los Tercios no tuvieran empacho alguno en rellenar sus filas con soldados de cualquier otra zona del país.

La sonrojante excusa esgrimida por esas dos Diputaciones argumentando el “carácter vascongadista” de estas medidas según el cual las mismas obedecían a un interés conjunto de las 3 Provincias, no puede enmascarar la verdad que se trasluce: velar por su interés particular en un intento de evitar por cualquier medio el reclutamiento forzoso por sorteo. O dicho en román paladino: Se les llenó la boca de fuerismo y tradiciones pero a la hora de la verdad y ver que el pueblo no estaba por la labor, había que escurrir el bulto, salvar la ropa, y para ello cualquier excusa es buena. Incluso una pretendida “unidad” a costa de los demás.

El “cabreo” en la Diputación alavesa tuvo que tener proporciones bíblicas. Su diputado general Juan de Ayala hizo convocar una “conferencia foral” el 4 de diciembre de 1859 en Bilbao con el propósito expreso de solicitar que los Tercios fueran alistados solamente con soldados vascos de cada provincia, tal y como estaba haciendo Álava siguiendo con rigor las clásicas normas y costumbres del reclutamiento foral. No hubo forma y Álava hubo de resignarse en aras de mantener la coordinación vascongada ante la delicada situación en que se encontraba el régimen foral. No deja de tener cierto cinismo el argumento utilizado por Vizcaya y Guipúzcoa en dicha conferencia recordando “a sus hermanos alaveses” que “la buena correspondencia” entre las tres Provincias era “la base de la verdadera defensa y conservación de las instituciones”. Todo ello seguramente sin ponerse colorados – añado yo.

Juan de Ayala, tras su fracaso “diplomático” hizo su particular brindis al sol, y considerando que la actitud de nuestros vecinos no podía sino dañar la imagen del régimen foral ante Madrid, anunció que estaba dispuesto a acompañar en persona a los Tercios a África, invitando a sus dos homólogos a hacer lo mismo “para ver si la honra del País queda sin mancha como debe de quedar ya que Vds. con su fatal sistema de enganches, la han tirado por el suelo”. Sus colegas trataron, en vano, de disuadirle con argumentos como: “los altos mandos de los Tercios iban a ser profesionales, designados por el Gobierno”, “los vizcaínos y guipuzcoanos no necesitaban de ese estímulo para cumplir con su deber, y el reclutamiento se llevaría a cabo sin necesidad de alistarse sus diputados generales…” Conviene no perder de vista este último. Tal argumentaban quienes estaban teniendo que recurrir a altas primas de enganche y a alistar soldados de fuera de su territorio, contra precisamente quien había conseguido alistar sus 700 hombres con vecinos alaveses. Otra de rostro marmóreo.

Y así, el 16 de enero de 1860, con el uniforme azul y la boina roja de voluntario partió el Diputado hacia África, en concepto de particular. Si bien el General Latorre le agregaría a la plana mayor de la División, junto a su persona.



General Latorre, comandante de los Tercios Vascongados en la Guerra de África (1859-1860)

En consonancia con la opinión alavesa estaba la del Gobierno de Madrid. Ninguna gracia hacía el sistema de reclutamiento adoptado por dos de las tres provincias vascas. Pero, por la paz un Ave María, y buscando evitar una mayor demora en la conformación de los Tercios por un lado y la eventual posibilidad de una asonada carlista si se forzaba el reclutamiento forzoso, se optó por mirar hacia otro lado y transigir.

A modo de resumen podemos decir que los 700 hombres del Tercio Nº 1 fueron nacidos en Álava o vecinos de la misma.

En Guipúzcoa, de los 1.140 hombres asignados, 916 eran guipuzcoanos. El resto del contingente los formaban 23 alaveses, 14 vizcaínos y 187 naturales de otras provincias.

Vizcaya por su parte tenía un cupo de 1.165 hombres. 751 fueron vizcaínos, 180 de Guipúzcoa, 84 alaveses y 150 del resto de España.

De los 337 soldados que suman los provenientes del resto de España en Vizcaya y Guipúzcoa, unos 240 no eran vecinos de estas provincias.

Tercios Vascongados - Museo Zumalacárregui

Poco análisis de estas cifras hace falta para concluir que finalmente fue Álava la provincia que más hombres aportó en relación a su población, siendo además la única que reclutó sus 700 hombres dentro de su propio territorio, aportando además 107 hombres a “las provincias hermanas”. Debían de referirse a esto los Diputados Generales de Vizcaya y Guipúzcoa cuando argumentaban ante Juan de Ayala aquello ya señalado de que “la buena correspondencia entre las tres provincias era la base de la verdadera defensa y conservación de las instituciones forales”

Nota: Como alavés que soy pudiera detectarse en algún momento una cierta ironía cuando me refiero a mis vecinos. La hay. Pero estoy seguro de que ambos tendrían momentos en la historia para tener esa misma ironía con respecto de los alaveses. Por lo tanto, que nadie se ofenda. La historia, historia es. Y en este momento tocaba hablar de ésta.

La figura

Vayamos ahora con la figura. Poco que añadir en cuanto a la pintura. La he llevado a cabo con óleos sobre base acrílica y la he finalizado con una capa de barniz mate Marabú tirado con aerógrafo.

Sí que quiero agradecer a las personas que me han ayudado a que esta pieza llegue a buen puerto.

Por supuesto al pintor del cuadro en el que se inspira la figura, Agusuto Ferrer-Dalmau. A Antonio Zapatero por su capacidad para recrear en volúmenes la obra del anterior. A Álvaro González de Herrero, por ser en esta ocasión el “liante” que me abrió la puerta a sacar un alavés de un asturiano. A Waldo, mi amigo Waldo, por una vez más estar ahí y hacerme la transformación de la figura y la bandera. A otro grande, Luis Gómez Platón, que me ayudó con la información sobre la bandera.

Y finalmente a Jaime Olhagaray de Replikant Technologies; por si no os habéis fijado el tocón de la palmera y las hojas son del catálogo de esa marca. Unas piezas impecables, de un realismo que abruma. A todos gracias.

Y a Don Juan de Ayala por llevar el alavesismo tan a gala.

Bibliografía

  • Discrepancias entre las tres “Provincias Hermanas”. El Reclutamiento de los Tercios Vascongados para la Guerra de África.
    • Arturo Cajal Valero
    • Revista Sancho el Sabio. Nº 35. Año 2012.
  • La cuestión foral vasca y el Gobierno O’Donell durante la Guerra de África (1859-1860)
    • Arturo Cajal Valero
    • Revista Historia Contemporánea. Nº 46. Año 2013
  • La participación de los Tercios Vascongados en la Guerra de África (1850-1860)
    • Arturo Cajal Valero
    • Revista de Historial Militar. Nº 112. Año 2012
  • El Tercio Alavés en la Guerra de África
    • Sixto Mario Soto
    • Publicado en Vitoria en Enero de 1897
  • Unidades de nuestro ejército: El Regimiento de Infantería Álava Nº 22
    • Emilio Becerra
    • Revista Ejército. Nº 496. Mayo de 1981
  • Banderas de España
    • Luis Grávalos y Jose Luis Calvo
    • Sílex Ediciones. 1983

Txusmari Sainz