Dichoso gato!!!!! Un taller cualquiera en cualquier lugar (1/2)
Todo empezó al ver una figura de la marca Evolution: me gustan estas poses tan “naturales”, que pueden reflejar cualquier situación en cualquier momento. Además de que también me gustan, y creo que a muchos de nosotros, las figuras monobloque, es decir, aquellas que no requieren demasiado montaje extra para liarte a pintarlas.
Poco tiempo después de hacerme con la figura, caí en la cuenta de que no estaría mal presentarla en una ubicación determinada, y me apetecía probar determinados productos de la marca AK, que simulaban distintos tipos de grasa y aceite.
Con esto en mente y repasando el catálogo de determinada tienda en la que se propuso hacer una compra conjunta por parte de los socios de Alabarda, caí en la cuenta de que estaría muy bien representar una escena con un animal, y por la postura de la figura veía a una persona entrando en su taller (que aún no tenía muy claro de qué actividad estábamos hablando), sorprendido al encontrarse determinada situación con un gato, ya que dí por sentado que esta iba a ser la figura para el cometido de animal-de-compañía-que-podría-ser-callejero-y-haberse-colado-por-la-ventana-y-organizar-un-pequeño-desastre. El kit elegido fue el siguiente, y además ya tengo pensadas alguna escena más con otros de los animales que viene en ella (de momento no son los conejos “queriéndose”).
La cabeza original de la figura no acababa de cuadrarme y tenía varias en casa de la marca Hornet que podían valerme, y finalmente opté por una que era la que más me convencía. Era relativamente cierto, y así me lo comentaron algunos compañeros, que no les acababa de cuadrar la expresión de la cara (ligeramente enfadado), con la postura de la figura (relajada), pero yo siempre argumentaba lo mismo: Si cuando abres la puerta del lugar donde normalmente pintas figuras o armas maquetas o realizas cualquier hobby, te encuentras un pequeño desaguisado (como un jarrón roto o un líquido derramado), que ha ocurrido hace un tiempo relativamente corto y ya no se puede remediar nada salvo limpiar y recoger, ¿te pondrías a gesticular como un loco, te moverías rápidamente hacia el lugar del desastre o simplemente soltarías una maldición antes de darte la vuelta e ir a por utensilios de limpieza? Yo personalmente sería de los segundos, la verdad.
El caso que después de pensar como me quedaría a mí un corte en medio del cuello y pegar la correspondiente cabeza, se lo comenté a uno de los socios que controlan las masillas, en este caso a Miguel Ángel Pérez, el cual me puso la nueva cabeza sin apenas notarse el cambio.
La figura ya estaba preparada para pintarse. Ahora faltaba la parte más divertida al menos para mí: el escenario.
Si bien lo primero que pensé fue en comprar determinados elementos de la escena, finalmente me decanté por hacerme yo mismo muchos de los mismos y de paso disfrutar an la elaboración. Tomando como ejemplos diversas fotos de catálogos de marcas, y con la ayuda de láminas, listones redondos y cuadrados de plasticard y alguna cosa más fui elaborando poco a poco los elementos.
Esta escena, se desarrolló poco a poco y fue tomando forma a la vez que el proceso iba avanzando, ya que aunque tenía una idea relativa de lo que quería representar no lo tenía todo tan claro.
Tomando como referencia fotos de talleres reales y otros ya existentes en miniaturas, decidí hacer el suelo simulando parquet. Para ello fui marcando los distintos listones con ayuda de una pequeña regla metálica y dándoles textura con una carda metálica.
Mediante distintos tonos marrones y grises y algún lavado adicional conseguí darle un aspecto que me convenció plenamente (anteriormente deseché otro), teniendo en mente en todo momento que el suelo tendría manchas y bastante elementos que harían que finalmente no se viera demasiado.
Otro de los socios, en este caso Robert, me sugirió para romper un poco la monotonía de las paredes, hacer una ventana en una de ellas. Opté por hacer una media ventana mediante listones de madera de balsa y un pequeño trozo de acetato transparente.
Igualmente realicé una estantería en plasticard, la cual sería convenientemente rellenada con bastantes elementos.
Entre tanto mi mente seguía sin tener claro 100% los elementos y la actividad principal de la habitación, así que seguía construyendo elementos y presentando situaciones. Una silla, una caja de herramientas….
Esa silla no me convencía y tampoco me iba a caber muy bien en la escena así que la eliminé de la escena final. Pero me hice la mesa principal con sus cajones, uno de ellos abierto y todo, a falta de elegir los pomos, que finalmente serían más sencillos de lo que cabía esperar.
Yo seguía aportando situaciones. Esta vez usando elementos de escenografía comprados (cajas y latas).
Como los elementos de un taller pueden ser bien diversos, realicé varias cosas: botellas, tuercas, simples tubos y cajas de cartón cortando trozos de lámina fina de plasticard.
Yo seguía haciendo presentaciones, cada vez acercándome más al que sería el resultado final. Ahora por lo menos tenía más claro que en ese taller se iba a arreglar un motor, probablemente de moto. La identidad final la daría la “documentación” que se viera en la escena.
Al principio, y cómo se ha podido ver, pensé en tres paredes, una de ellas simulando la entrada a la habitación, pero oyendo las voces de algunos socios, decidí prescindir de ella y dejarlo en dos, ya que al final aportaba poco al resultado final y podía limitar la vista y la disposición de los elementos diversos. A cambio me hice una estantería de madera y pinté ésta y otros elementos.
Continuará……
