Bonaparte cruzando los Alpes

El cuadro de Jacques-Louis David

Hace ya unos cuantos años, cuando vivía con mis padres, entre los libros de la biblioteca de casa había una preciosa biografía en color de Napoleón. Creo que de todos los tomos que formaban la colección este era el que más desgastado estaba, y era porque constantemente recurría a él. Y no podía dejar de detenerme una y otra vez en la lámina en gran formato que mostraba al general Bonaparte mostrando el camino para cruzar los Alpes a lomos de su briosa montura. Era el cuadro de David. Poco puedo decir que no se haya dicho de este lienzo. Personalmente me fascina por su dinamismo y expresividad.

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La historia de este cuadro es interesante. El encargo lo recibió el pintor a través del embajador francés en España a petición del rey español Carlos IV. Tenía como destino el Palacio Real de Madrid y se quería que representase las nuevas buenas relaciones entre la corona española y Francia. Al conocer el encargo Napoleón solicitó tres copias más al pintor, aunque David hizo una quinta más que conservó en su estudio hasta su muerte.

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Cada una de las cinco versiones tiene alguna variación que la diferencia de las otras. Para este encargo el Emperador se negó a posar, solicitando al pintor que plasmase en el lienzo la idea más que la similitud física. David tomó como referencia otras pinturas y esculturas de Napoleón y, tal y como le había sugerido el Emperador, consiguió una representación muy idealizada, llena de carácter que inmortalizaría la imagen de Napoleón.

La miniatura

La figura pertenece a la marca francesa SEGOM, que tiene un catálogo fantástico de figuras en 30mm, sobre todo del período napoleónico. El tamaño es 30mm., la escala reina de las figuras planas. En principio se puede pensar que en una escala tan pequeña es difícil conseguir un buen detalle, pero en esta miniatura el grabado es excepcional.

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Para la pintura empleé colores acrílicos. En este caso decidí tomarme todo el tiempo que necesitara, nada de prisas. Y he de decir que que disfrutado mucho, el personaje me apasiona y el cuadro de David está entre mis preferidos. El menú perfecto.

Con esta figura saldo la deuda que tenía con aquella biografía que tanto consulté, siempre busqué la miniatura que me acercara a ella, y hoy en día, después de unos cuantos años de aprendizaje, he pensado que ya estaba preparado para llevar a buen puerto el trabajo. De alguna manera he cerrado el círculo.

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Rafael Cebrián

Mayo de 2014