B-17 Waist Gunner, ETO, 1944 (y V)

La figura

¡Ya está terminado!

Lo cierto es que quedaba muy poco. La correa que engancha  el chaleco, en la zona superior de la espalda y la mascarilla.

La correa no ha supuesto ningún problema, la he pintado en un cuero más claro, para aumentar la variedad cromática, con la hebilla en metal.

La pintura de la mascarilla tampoco ha resultado muy difícil, un verde oliva, ligeramente envejecido por el roce, con arandelas y remaches en metal. Su colocación en la figura me ha dado mucha más guerra.

Realmente, la mascarilla y el tubo que lleva adosado, sólo posee un pequeño punto de apoyo, una correita que va sujeta al casco, si la hubiera pegado sólo con un poquito de superglue me pareció que quedaría muy frágil, por lo que me decidí a realizar (con mucho miedo) un taladro en el pecho del busto y otro en el tubo de la mascarilla para introducir un vástago y así conseguir una mejor sujeción y apoyo para esta pieza.

Después de arreglar las pequeñas rozaduras en la pintura  y algún brillo de los restos del pegamento creo que puedo dar esta pieza por terminada.

Me siento satisfecho con el resultado y espero que os guste su ejecución.

Memphis Belle, el bombardero.

Este bombardero fue el primer B-17 en cumplir 25 misiones de combate en 1943.

Fue construido en julio de 1942 y completo su entrenamiento en la ciudad de Memphis. El  capitán Morgan conoció a la que sería su novia en esta ciudad, Margaret Polk, y bautizó su superfortaleza como Memphis Belle en su honor. George Petty diseñó la pin-up que va pintada en el morro del aparato.

El Memphis Belle fue asignado al grupo 324 de bombardeo con base en Bassingbourn (Inglaterra). Desde esta base realizó todas sus misiones, lanzó unas 60 toneladas de bombas sobre territorio enemigo y recorrió más de 30.000 km, en casi 150 horas de vuelo, entre el 7 de noviembre de 1942 y el 17 de mayo de 1943.

Completar las 25 misiones para poder licenciarse y volver a casa era un hito bastante difícil de conseguir dado el elevado número de bajas (50-80%) sufridas por las fuerzas aéreas.  Aún así este bombardero consiguió superar sus 25 misiones casi intacto y, aunque sufrieron heridas, sus tripulantes consiguieron recuperarse. Una vez reparado fue enviado a EEUU para una última misión. Realizó giras por más de 30 ciudades con el objetivo de elevar la moral de los ciudadanos y de las tropas así como promocionar la venta de bonos de guerra.

La tripulación del Memphis Belle fue condecorada con la Medalla de Servicios Distinguidos y estaba compuesta por: Robert K. Morgan, capitán y piloto; James A. Verinis, copiloto; Robert Hanson, operador de radio; Charles B. Leighton, navegante; Vincen Evans, bombardero; Clarence E. Winchell, ametrallador en flanco izquierdo; E. Scott Miller, ametrallador en flanco derecho; Harold P. Loch, ametrallador en torreta superior; Cecil Scott, ametrallador en torreta rotatoria inferior (bola Sperry); John P. Quinlan, ametrallador en cola y Joe Giambrone, jefe de mecánicos en tierra.

Después de la guerra el Memphis Belle fue olvidado hasta 1950, año en que se encontró el aparato en un cementerio de maquinaria, se contactó con el alcalde de Memphis y mediante colectas, donaciones privadas e incluso la compañía Boeing se consiguió restaurar la aeronave.

Memphis Belle, la película.

Esta película británica fue estrenada en 1990 con dirección de Michael Caton-Jones e interpretada por Matthew Modine, Eric Stoltz, Tate Donovan, D.B. Sweeney, John Lithgow, Jane Horrocks, Billy Zane, David Strathairn, Steve MacKintosh
Con una duración de una hora y tres cuartos relata el drama  en que se ve envuelta la tripulación del Memphis Belle en su última misión sobre suelo enemigo, ellos esperan una misión fácil (por ser la última) y poder regresar a casa sin mayores contratiempos. Sin embargo, para su sorpresa, reciben la orden de bombardear Dresde, en  Alemania. Es una misión de gran riesgo con alta probabilidad de fracasar, al ser la última la sensación de angustia y el nerviosismo vivido por la tripulación es mayor que en otras ocasiones, puede que sea la última, y no por licenciarse sino por perder la vida.

Un saludo
Alejandro Labourdete