Artillería Española 1809

Tras la invasión de la península por las tropas napoleónicas en 1808, la situación del ejército regular español era de una precariedad absoluta. Mal armados, alimentados e instruidos, sin uniformidad y sin pagas, frente al mejor ejército del mundo en aquel momento, el resultado no podía ser otro que sufrir derrota tras derrota.

Enviados al combate con más entusiasmo que preparación, estos ejércitos improvisados pronto serán batidos por los franceses. La victoria de Bailén el 19 de julio de 1808 será una excepción gracias a la presencia mayoritaria de unidades veteranas. En general, la falta de un mando único, la precipitación y la incompetencia del alto mando, generalmente proveniente de las clases nobles, sin experiencia en el combate ni formación militar específica, fueron determinantes para sufrir grandes pérdidas personales y materiales en la gran mayoría de las batallas.

Aun así, a lo largo de la Guerra de Independencia, batallas como la de Bailén, Alcañiz, La Albuera, Arroyomolinos, Talavera, Vitoria y San Marcial fueron testigos de una inquebrantable voluntad de vencer al enemigo a toda costa y expulsarlo de España, para convertirnos en la china en el zapato de Napoleón que lamentó el momento en que decidió invadirnos.

La acción de las guerrillas en todo el territorio nacional fue determinante para sostener la resistencia al invasor y mantener siempre en vilo a las tropas francesas que emplearon gran cantidad de tropas y material para asegurar su presencia en nuestro país.

La artillería española se demostró muy eficaz en numerosas ocasiones. Por lo general las piezas eran muy similares a las francesas pues, basados en el sistema Gribeauval francés, adoptaron el llamado sistema Gribeauval español, desarrollado por el Brigadier D. Tomás de Morla por tanto, eran también modernas para su época. Las baterías a caballo eran muy escasas, pero la preparación técnica de sus mandos al comienzo de la guerra era excelente. El Real Colegio de Artillería de Segovia tenía una gran reputación en toda Europa.

Tanto el enemigo francés como el aliado inglés tuvieron en alta consideración a los artilleros españoles. De ellos dijeron que eran lo mejor que tenía el ejército español. Con el discurrir de la guerra y las bajas recibidas, la artillería no fue ajena al deterioro del ejército en general. Destinada en la mayoría de las ocasiones a la defensa de ciudades o plazas fuertes, su misión siempre fue más complicada al tener que distribuir sus fuegos, al contrario que la artillería atacante, cuyo objetivo estaba siempre concentrado en una zona mucho más reducida.

Muy similar a esta lámina, hace bastantes años que la casa F.M. Beneito sacó a la venta este “kit” completo de una pieza con sus sirvientes en 54 mm. en metal, con una base en resina.

El modelado no es ajeno al paso de los años, y si bien actualmente encontramos piezas modeladas con mucha más calidad, la figuras y sus poses mantienen ese “sabor clásico” que a mí tanto me gusta y que hicieron que en su momento me enganchase al modelismo.

La viñeta reposa en alguna vitrina del domicilio de D. Miguel Ramírez, Capitán de Artillería, extraordinario e inquebrantable amigo, compañero de armas y vivencias que la recibió con la misma ilusión que yo tuve al regalársela.

¡Hasta la próxima!

LuisMi